Para la elaboración de este vino se utilizan parcelas seleccionadas donde las cepas de Syrah, Monastrell y Garnacha tinta son las más concentradas y que hemos aprendido a reconocer a lo largo de los años. Los racimos se someten a una primera selección en la parcela y se transportan a la bodega en cajas donde se realiza una segunda selección manual. Debido a sus diferencias de maduración las tres variedades se vendimian por separado. Como ocurre con el resto de vinos envejecidos en barrica de roble, las maceraciones se realizan de forma tradicional, duran unas cuatro semanas y están monitorizadas diariamente a través de catas realizadas por el maestro bodeguero. Una vez finalizada la fermentación alcohólica, la crianza dura unos 18 meses en barricas nuevas de roble francés exclusivamente. La mezcla final se decide después de una cata donde solo se conservan los componentes más interesantes. Tras el embotellado, el vino tiene una crianza de al menos un año en botella antes de ser comercializado.